Sudoeste bonaerense: la cebada aparece como el cultivo de fina de mayor retorno económico

[LaNueva.com] Cebada – Informe de la Bolsa de Cereales Bahiense. Se prevé un incremento en la superficie de los cultivos invernales en hasta el 4%. Incidirán las (o la falta de) precipitaciones.

Si bien es cierto que la última temporada de cultivos de fina en el sudoeste bonerense —y parte lindera de la provincia de La Pampa— tuvo una caída en el área de siembra del 13% en trigo, y del 14% en cebada, por las inundaciones,  también lo es que el incremento que se prevé para la campaña 2018/2019 (de entre el 4% y el 3%, respectivamente) no deja de ser auspicioso en función de una evidente falta de lluvias.

Para el período que se inicia se prevén casi 1,45 millones de hectáreas (vs. 1,39 M/H de 2017/2018) en trigo y 690.100 hectáreas (vs. 670.000 Has. de 2017/2018).

Los datos surgen del reporte Agrícola Quincenal de la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, que se conoció en la víspera.

También que el margen bruto en esta campaña mejora frente al ciclo 2016/17, principalmente por un aumento en los precio: trigo —de U$S 155 a U$S 180 por tonelada— y cebada de U$S 130 T (forrajera) y U$S 160 T (cervecera) a U$S 180 T. En general, los costos de semilla, agroquímicos y labranza se mantuvieron constantes.

En el mismo sentido, se aprecia que la cebada es el cultivo con mejor retorno económico, donde los números muestran resultados positivos, aún en los casos de arrendamiento.

En caso de registrarse lluvias en el corto plazo, la intención del área de trigo se podría incrementar.

De acuerdo con el informe, la zona sur aumentaría 2% en trigo y 4% en cebada.

En caso de producirse precipitaciones en el corto-mediano plazo, los departamentos pampeanos podrían incrementar el área de cebada, mientras que en Buenos Aires subiría el área de trigo.

Respecto también a la zona norte relevada por la BCP, se incrementaría levemente el área destinada a los cultivos de fina, aunque siempre supeditado a eventuales precipitaciones. En caso de no producirse el milimetraje esperado y preanunciado por los pronósticos, los productores podrían diferir parte de la superficie a la siguiente campaña gruesa.

En la zona central se estima un incremento del 7% (maíz y soja) con respecto a la última campaña.

La disponibilidad hídrica para estos dos cultivos en el área de influencia de la Bolsa de Cereales seguiría siendo insuficiente para el normal desarrollo de los cultivos. De todos modos, se aclaró que en la zona norte se observa una leve mejora debido a las últimas precipitaciones.

Del mismo modo, el pronóstico climático de precipitaciones para la primera quincena del corriente mes indica probabilidades de lluvias, aunque dependiendo de la zona evaluada.

En la región norte, por ejemplo, el milimetraje esperado podría llegar a los 75 milímetros.

En el informe se indicó que, en cuanto a los cultivos de gruesa, es determinante el aporte de agua para su rendimiento y, por otro lado, se posibilitaría recargar los perfiles para el inicio de la siembra de los invernales.

El margen bruto

La herramienta de evaluación económica desarrollada por la BCP surge de la diferencia entre el ingreso neto y los costos directos de cada actividad.

Para su elaboración se contempla un manejo tecnológico medio que implica la elaboración de barbechos químicos para controlar malezas y, de esta forma, mejorar la acumulación de agua en el perfil. En la siembra se fertiliza con fósforo y en macollaje con nitrógeno.

La utilización de herbicidas pos-emergentes incluye dosis de graminicidas. La sanidad del cultivo se logra con las aplicaciones de insecticidas y fungicidas.

Los rendimientos de cada zona corresponden al promedio histórico de los últimos cinco años, en función de las precipitaciones promedio de la zona y las dosis variables de fertilizante. Los precios de los insumos (sin IVA) son actuales, mientras que los precios de los cereales se obtienen del MATBA enero 2019.

Los gastos de comercialización incluyen flete, impuestos y comisiones. Los costos directos, en tanto, no contemplan los gastos de estructura.

Un mercado en alza

El trigo subió en la Bolsa de Chicago (+2,52%), aprovechando un informe estadounidense que menciona un descenso de la calidad de ese cereal en invierno.

En su primera publicación semanal del año sobre la calidad de la siembra, el departamento estadounidense de Agricultura (USDA) indicó —esta semana— que el 32% de las siembras de trigo de invierno fueron consideradas de calidad «buena» a «excelente» en los Estados  Unidos.

Una cifra bastante por debajo de la del año pasado en el mismo período, donde el 51% de las siembras se consideró que eran de buena calidad.

El trigo de invierno estadounidense ha sido perjudicado por una sequía que afecta al centro del país desde hace varios meses.

«La sequía sigue siendo un problema, sobre todo en el suroeste (de la zona de producción de trigo de invierno), donde las temperaturas oscilan como una montaña rusa», indicaron analistas de CHS Hedging.

El maíz y la soja se recuperaron un poco tras un retroceso, cuando fueron afectadas por las amenazas de guerra comercial entre los Estados Unidos y China, con el maíz alcanzando su punto más alto desde el año pasado.

El bushel de maíz (unos 25 kilos) —para entrega en mayo— terminó este martes a 3,8850 dólares contra 3,8725 dólares del  lunes, al cierre.

El de trigo para mayo cerró a U$S 4,5750 contra 4,4625  dólares el lunes. El de soja terminó a 10,3800 dólares contra U$S 10,3550.

“Beneficios para la cadena comercial”

* Optimismo: “Esta mejora en los resultados económicos para la campaña 2018/2019 proporciona un panorama optimista para el productor de la región que, sin dudas, beneficiará a toda la cadena comercial”, dijo María Elena Antonelli, de la DEE de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca.

* Retorno: «De concretarse un aumento del retorno económico, seguramente el productor reinvertirá en el sector para mejorar el manejo tecnológico actual, ya sea en genética y/o en fertilizantes», agregó.

* Mayor rentabilidad: «Este escenario revertiría la situación de los últimos años, donde una rentabilidad escasa, o negativa, llevó a reducir la aplicación de tecnologías disponibles para minimizar costos», aseguró la ingeniera Antonelli.

Guillermo D. Rueda (La Nueva)


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