En una charla llevada a cabo este sábado 25 de agosto en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata se analizaron diferentes cuestiones relativas al desarrollo de variedades vegetales y la necesidad de una Ley de Semillas que contemple la realidad del sector y la evolución que ha tenido el mejoramiento vegetal en los últimos años.
La actividad, organizada por el Centro de Graduados de la mencionada casa de altos estudios, contó con la participación del Dr. Ing. Agr. Miguel Rapela, del Centro de la Propiedad Intelectual, Universidad Austral; del Ing. Agr. Raimundo Lavignolle, Presidente del Instituto Nacional de Semillas (INASE); y del Ing. Agr. Lisardo González, Director Técnico en Buck Semillas.
Dando inicio a la jornada, Rapela brindó un panorama que abarcó tanto la manera en que se ha dado el desarrollo del mejoramiento vegetal como los detalles de la legislación vigente destinada a la protección de variedades y los derechos de los obtentores. Al respecto, indicó que “todo el mejoramiento vegetal evolucionó pero el marco legal, no”.
Además, Rapela se refirió a la complejidad que agregan a estas cuestiones las diferencias que han tenido los diferentes proyectos presentados ante el Congreso en el último tiempo. “En los últimos tres años se presentaron 10 proyectos que son completamente diferentes entre sí”, explicó.

Posteriormente, Raimundo Lavignolle, Presidente del INASE, detalló el panorama a nivel nacional en cuanto a la evolución de la cantidad de variedades inscriptas y la diferenciación por grupo de cultivo.
Lavignolle también mencionó cuál es la situación actual del uso de semillas según los datos del organismo y estimó que “del crecimiento del rendimiento de los cultivos un 50 por ciento corresponde a avances en genética y el otro 50 por ciento, a la tecnología aplicada”.
En tal sentido, explicó que una mejora en el reconocimiento de la propiedad intelectual redundaría en el crecimiento de la investigación y del trabajo de criaderos de semillas, particularmente aquellos medianos o pequeños, que contarían con un panorama más alentador para el desarrollo de nuevas variedades.
Por otra parte, indicó que una optimización en ese sentido también permitiría el fortalecimiento y la apertura de nuevos mercados para diversas economías regionales, entre las que puso de ejemplo el caso de frutales como manzana y mandarina.

Finalmente, Lisardo González, de Buck Semillas, coincidió en la importancia que tendría para sostener los programas de mejoramiento de variedades un mayor reconocimiento de la propiedad intelectual, para lo cual detalló el trabajo que se hace en el criadero con sede en La Dulce, partido de Necochea, y la cantidad de personas que allí se emplean. “Un programa de mejoramiento necesita una cierta captación de valor para subsistir y desarrollarse”, argumentó.
Como parte de su exposición, González repasó la dinámica histórica que ha tenido Buck Semillas desde su creación en 1930 y el trabajo aplicado a lo largo del tiempo al desarrollo de variedades de trigo.
También explicó las técnicas que se están utilizando en la actualidad, cuál es el panorama de la producción triguera y cuáles son las perspectivas para el futuro.
